Mikarimin. Revista Científica Multidisciplinaria ISSN 2528-7842
UNIVERSIDAD Y REVISTAS ESPECIALIZADAS EN VENEZUELA
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GESTIÓN DE LA DIVULGACIÓN DE CONOCIMIENTOS: UNIVERSIDAD Y
REVISTAS ESPECIALIZADAS EN VENEZUELA
UNIVERSIDAD Y REVISTAS ESPECIALIZADAS EN VENEZUELA
AUTORES: Carlos Eduardo Blanco
1
Gilberto Graffe
2
DIRECCIÓN PARA CORRESPONDENCIA: ceblan@ucv.ve
Fecha de recepción: 27-09-2019
Fecha de aceptación: 11-11-2019
RESUMEN
En Latinoamérica las revistas especializadas prestan un invalorable servicio social que implica a
editores, autores, autoridades universitarias, estatales, entre otros. En la región, tales importantes
publicaciones son producidas en la mayoría de los casos en las instituciones universitarias
estatales. Esto hace al tema central de este artículo un asunto tanto social como de la educación
superior. Este ensayo tuvo como objetivo analizar aspectos de la gestión de dichas revistas, con
énfasis en la Venezuela reciente. Se presentan datos cualitativos primarios y secundarios acerca
de la relación entre la gestión universitaria y las revistas, específicamente para el contexto actual
de dicho país. Se concluye que la situación de las revistas especializadas venezolanas es
actualmente bastante difícil, llena de retos que debe enfrentar y superar la gerencia de la
educación superior.
PALABRAS CLAVE: Revistas; Universidades; Educación; Venezuela.
THE MANAGEMENT OF KNOWLEDGE DISSEMINATION: UNIVERSITIES AND
RESEARCH JOURNALS IN VENEZUELA
ABSTRACT
In Latin America research journals are organizations which provide an invaluable social service
that involves editors, authors, university and state authorities, among others. In the region, these
important publications are in the majority of cases edited by state universities. For this reason, the
central topic of this article is not only a social one but one closely related to higher education.
This essay analyzes aspects of the management of research journals edited in our universities,
with emphasis on the Venezuela of recent times. Some qualitative primary and secondary data is
presented with specific regard to the context of this country. It is concluded that the current state
of affairs of journals in this country is highly difficult, full of challenges that the management of
higher education institutions must face and overcome.
KEYWORDS: Journals; Universities; Education; Venezuela.
1
Profesor Titular. Facultad de Humanidades y Educación. Universidad Central de Venezuela. República Bolivariana
de Venezuela.
2
Profesor Titular. Facultad de Humanidades y Educación. Universidad Central de Venezuela. República Bolivariana
de Venezuela.
Carlos Eduardo Blanco, Gilberto Graffe
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INTRODUCCIÓN
Las décadas recientes se han caracterizado por cambios sociales, políticos, económicos y
culturales que hacen cuestionar el papel de instituciones, entre ellas las de educación y,
específicamente, las universidades (Albornoz, 2006). Dichos cambios se enmarcan en la
búsqueda de configurar una mejor sociedad, lo cual exige transformación y renovación de
prácticas y modelos tradicionales. Este marco es propicio para intercambio y reflexión acerca de
la gestión en instituciones de educación superior, con la finalidad de identificar y analizar retos y
desafíos, para la mejor realización de sus funciones. También, para mejorar la capacidad de
respuesta que las universidades deben dar a los principales problemas de la sociedad del
conocimiento, lo cual implica directamente a las revistas especializadas editadas en tales
instituciones (Beigel y Salatino, 2015; Parada, 2013). Es entonces muy importante abordar
aspectos de la gestión de programas de nuestras universidades, así como con las competencias
para la ejecución, control y evaluación de la gestión (Abesada y Almuiñas, 2016; Garbanzo-
Vargas, 2016; Inciarte, García Guadilla y Rama, 2011). Más específicamente, las revistas
especializadas como instituciones insertas en sus instituciones madres, las universitarias, prestan
un invalorable servicio social el cual implica directamente a actores del proceso comunicacional:
autores, editores, pares revisores, autoridades universitarias y estatales, entre otros (Mendoza y
Paravic, 2006). Tales revistas son instrumentos fundamentales para la diseminación de
conocimientos y como organizaciones deben y pueden ser gerenciadas con medidas estratégicas
que adopte su dirección para atacar problemas que ellas enfrenten (Delgado, 2014; Jiménez y
Castañeda, 2003). Varios obstáculos tienen que ver con el contexto institucional en el cual se
producen las revistas (Blanco y Bogarín, 2014), por lo que la opción racional es tomar medidas
para elevar la calidad de los procesos de producción, atraer manuscritos de alta calidad de autores
nacionales y foráneos, aumentar la visibilidad, lograr respetabilidad en el plano global. Así, se
obtendría mayor impacto de la investigación que se realiza en nuestros países menos
desarrollados sobre el conocimiento científico, humanístico y cultural universal. Además, se
promovería conciencia acerca de las características de las dinámicas específicas de nuestros
países (Salager-Meyer, 2015).
DESARROLLO
Gestión, revistas especializadas y universidades
En Latinoamérica las revistas especializadas son inseparables de las universidades.
Históricamente, a partir de la Segunda Guerra Mundial estas publicaciones han sido el medio por
excelencia para transmitir el conocimiento de las disciplinas, aunque ya en el siglo XVII la
denominada revolución científica había sentado bases para un sistema escrito público donde los
científicos se comunicaran. Las publicaciones periódicas fueron la respuesta a esa necesidad y el
sustrato que permitiría concebir a la ciencia como institución social, posible de ser investigada,
evaluada. En ese marco, estas revistas obedecen actualmente a criterios relacionados con la
calidad del producto que se entrega a la sociedad. Con sistemas de evaluación por pares, comité
editorial internacional e indización en bases de datos, entre otros rasgos definitorios, divulgan
artículos originales primarios que contienen avances del conocimiento. Las publicaciones
latinoamericanas, producidas en su gran mayoría en las universidades estatales tradicionales,
integran todavía la periferia del conocimiento. A pesar de algunos avances recientes,
históricamente han constituido un universo con no mucha presencia en las más importantes bases
de datos internacionales, bibliotecas y centros de documentación, no obstante la relevancia que
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pudieran tener sus artículos. Las aportaciones de América Latina en términos de publicaciones
periódicas hasta la mayor parte del siglo XX fueron contadas. Las deficiencias editoriales no solo
han tenido que ver con la presentación, distribución y circulación de los ejemplares, sino también
con contenidos. En esta región, el incremento de la producción científica en los últimos años se
ha concentrado en países como Brasil, México, Argentina y Chile (Mendoza y Paravic, 2006).
Con relación a lo anterior, conducir una revista científica es una decisión responsable, pues el
grupo profesional que la maneje tendrá que considerar el costo económico, las fuentes financieras
requeridas, la idoneidad profesional y el compromiso de quienes asuman las tareas editoriales, así
como cumplimiento de los requisitos de calidad editorial que exigen las bases de datos más
prestigiosas. Lo contrario implicaría invisibilizar el trabajo científico, desintegrar o frenar el
avance de un campo de conocimientos y restar credibilidad a la comunidad profesional y la
institución que la genera. El aporte científico es aquel cuyos resultados motivan al debate,
inducen a nuevos problemas y se aplican para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía
(Mendoza y Paravic, 2006). En nuestro contexto latinoamericano, varios obstáculos para la
conducción de una revista se relacionan con el contexto institucional en el cual se producen las
publicaciones (Blanco y Bogarín, 2014), donde son comunes, entre otros, la escasez de
financiación, por lo cual los fondos existentes deben ser cuidadosamente utilizados, enfatizando
en un producto de alta calidad. La importancia de estas revistas es tal que:
Las revistas especializadas de carácter científico son el instrumento más utilizado por la
comunidad científica para divulgar los resultados de sus investigaciones. Así mismo, se
constituyen en el reflejo del funcionamiento general de las ciencias, de sus instituciones, de sus
investigadores y de la relación que cada disciplina mantiene consigo misma, con las demás
disciplinas y con la sociedad.
http://www.colciencias.gov.co/sites/default/files/upload/paginas/politicapublindex-
colciencias.pdf (COLCIENCIAS, 2010)
Así, la diseminación de conocimientos es una de las funciones universitarias primordiales, la cual
se relaciona con concepciones más generales acerca del desarrollo social y económico (Beigel y
Salatino, 2015; Gómez, Jiménez y Moreles, 2014) y suele materializarse por medio de las
revistas. Estas publicaciones se enfocan en una temática específica, se dirigen a una
segmentación del mercado, usualmente con alto nivel de escolaridad y presenta contenidos
centrados en su temática. Ellas son definidas como:
(…) la publicación periódica que presenta especialmente artículos científicos, escritos por autores
diferentes, e información de actualidad sobre investigación y desarrollo de cualquier área de la
ciencia. Tiene un nombre distintivo, se publica a intervalos regulares, por lo general varias veces
al año, y cada entrega está numerada o fechada consecutivamente (Mendoza y Paravic, 2006, p.
58).
El tipo de revista al que nos referimos presenta características que la diferencian de otras
publicaciones. Se trata de características estructurales, editoriales, funcionales, procedimentales,
así como legales o formales. Entre las características estructurales están el nombre o
denominación de la revista, la cubierta, portada o tapa; el índice de cada número, el índice
acumulativo, el listado de los autores, el listado de árbitros y las secciones de la revista tales
como: editorial o presentación, artículos principales, comunicaciones cortas, reseñas, entrevistas,
entre otras. Entre las características editoriales están el formato, el diseño, diagramación, fuentes
o letras, columnas, soporte o tipo de papel (si se publica así), aspectos gráficos, entre otros. Entre
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las funcionales están la periodicidad, el tiraje, número de páginas, audiencia, publicidad, precio
de venta y financiamiento. Entre las procedimentales está la captación de manuscritos, el
arbitraje, adecuado uso del idioma, labor tipográfica e impresión; la relación con el impresor,
revisión de pruebas de textos, recepción del producto final, distribución. Entre las legales o
formales están el depósito legal, registro de propiedad industrial, número de serie editorial
internacional (ISSN), indización y acreditación (Morles, 2003), todo lo cual implica una actividad
exigente, compleja que ha venido evolucionando cada vez hacia mayor profesionalización de los
equipos editoriales.
Relacionando tales características, es lógico que un alto nivel de presencia con calidad de la
mayoría de los mencionados componentes signifique un alto nivel de aceptación de la
publicación. Como dos casos a la mano, el componente estructural, pero que podría o debería ir
mucho más allá, es el nombre o denominación, la “marca”, de la revista, el cual, como su
distintivo, no tendrá que ver solamente con una expresión o frase, sino como referencia a toda
una organización y a su filosofía. Por otra parte, un componente procedimental, el arbitraje o
referato, es clave pues representa la procura de la calidad del producto final que se entrega a la
sociedad. Ahora bien, de acuerdo con la historia y la cultura características de la universidad
tradicional latinoamericana en general y venezolana en particular (Albornoz, 2006; Villarroel,
1991) es de esperar que no será proceso sencillo llevar adelante con éxito un programa de edición
de una revista especializada universitaria, aunque a primera vista pudiera creerse que la revista es
una organización pequeña, a la cual fácilmente se le pudiera gerenciar. No obstante, podría ser lo
contrario. Y probablemente las principales complicaciones se derivarán de variables del contexto
sociocultural, socioeconómico, de la manera como son producidas las revistas especializadas en
nuestros países. Esto es, un contexto con rasgos propios que caracterizan al proceso de edición de
estas publicaciones (Blanco y Bogarín, 2014; Delgado, 2011; Mendoza y Paravic, 2006;
Patalano, 2005) en el cual, tomemos por caso solamente una arista de dicho proceso, los
directores o editores de las revistas suelen ser miembros del cuerpo profesoral, quienes
tradicionalmente han atendido la docencia, la investigación, la extensión y la gerencia académica,
si acaso no otras funciones (Arteaga, Bustamante y García, 1996; Delgado, 2014; Rodríguez,
1996).
Adicionalmente, dentro de las revistas, vanguardia temática de sus disciplinas (Parada, 2013),
pueden ocurrir fenómenos, a veces desapercibidos, tal vez, entre otras razones, debido al carácter
en gran medida confidencial, oculto, de aspectos cruciales del manejo de la materia prima de esas
organizaciones, esto es, los manuscritos, que tras el proceso de evaluación y control de la calidad
se convertirán en el producto final, el artículo original publicado. Más específicamente, y por
ejemplo, el informe de arbitraje de manuscritos es un género discursivo oculto (Bolívar, 2011,
2008) que forma parte de la compleja relación entre investigación, escritura y edición, mediante
la cual las revistas contribuyen con el conocimiento y la investigación (Gómez et al, 2014;
Salager-Meyer, 2015). Siendo en gran medida oculto el proceso de procura de la calidad del
producto final, las revistas especializadas suelen poseer un carácter especial, a veces mitificado,
dentro de las universidades, lo que hace muy necesaria la investigación hacia el interior de estas
organizaciones y no solamente respecto del producto final, el artículo ya publicado. Entonces,
instituciones con misión, visión, objetivos e instancias organizativas, las revistas cumplen la
función de divulgar resultados de investigaciones, dar a conocer lo que se ha hecho y se hace en
un área de conocimientos. Ellas deben lograr un nivel de suficiente calidad y atractividad, para lo
cual se requerirá optimizar su producción, sus procesos y procedimientos propios de la búsqueda
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de calidad integral, mediante una política instrumentada por su Consejo Editorial. Dentro de esta
instancia sobresale el rol de director o editor de la revista, figura a veces controversial (Arteaga et
al, 1996) quien, además de dirigir y representar a la publicación, se responsabiliza por planificar
y distribuir las funciones y actividades, así como de controlar su ejecución, como concreción de
las políticas institucionales, con una pauta de ejecución, sucesión de etapas de producción,
control del cumplimiento y revisión de rutinas para elevar la eficiencia del equipo y mantener un
clima armónico (Hernández, 2012; Morles, 2003; Rago, 2018).
Revistas especializadas en Venezuela
Los asuntos relativos a la ciencia organizada en Venezuela son de data relativamente reciente.
Las primeras jornadas científicas del país (Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia)
tuvieron lugar en 1951 y las primeras ponencias de Ciencias Sociales en dicho contexto se
presentaron en 1959. Entre 1936 y 1958 se documentaron más de trescientas publicaciones
periódicas en el país (Ruiz Calderón, 1992) aunque la gran mayoría de las revistas de Ciencias
Sociales y Humanidades son un fenómeno de los 1970 y 1980. No obstante, es de señalar que,
por ejemplo, en Venezuela la publicación de revistas en educación se inicia en el siglo XIX con
las revistas Abecé”,“El Instructor Venezolano” y la Revista de Instrucción Pública”. Varias
décadas después se fundan la “Revista de Educación” y “Educación”, por el Ministerio de
Instrucción Pública, aunque en realidad no eran estrictamente del tipo de las publicaciones
científicas arbitradas (refereed journals) tal como se conoce hoy a sus continuadoras. Las
mencionadas revistas tuvieron corta vida, a excepción de “Educación” (Vincentelli y Witter,
2009). Por otra parte, a fines de los 1990 las revistas venezolanas comenzaron a ser indizadas,
con apoyo financiero del Ejecutivo Nacional, apoyo que se mantuvo mediante un programa anual
hasta el año 2009 cuando el organismo gubernamental (Fonacit) suspendió la evaluación de la
calidad y también el financiamiento (la última evaluación hasta la fecha se realizó hace once
años, en 2008). Para el momento actual las revistas de las universidades venezolanas se hallan sin
evaluación nacional, por lo que los asuntos relativos a la calidad quedan al solo juicio de los
Consejos Editores. La situación financiera de las revistas se ha hecho muy crítica, aunque en
parte han venido a ser socorridas por la implantación de plataformas web de acceso abierto, como
por ejemplo, SaberUCV, de la Universidad Central de Venezuela, e iniciativas similares en otras
instituciones. Según Rosales, Ryder, Vizcaíno y Ramos (2014) en la actualidad Venezuela es el
único país suramericano cuya producción científica se halla en decrecimiento, pues sus
publicaciones científicas han descendido un 32 por ciento entre 2009 y 2013. Estos hallazgos son
ratificados por estudios de Aguado López y Becerril-García (2016) así como de Ramírez y
Salcedo (2016).
Según Rosales et al (2014), el total de revistas existentes en Venezuela para 2013 era de unas
400, de ellas unas 180 con tradición de “larga vida”, pero que en la actualidad nueve de cada diez
revistas venezolanas presentaban uno o más años de retraso. La problemática de las publicaciones
especializadas de este país se agravó con la nueva Ley Orgánica de Ciencia Tecnología e
Innovación de 2010, tras cuya implantación el Ejecutivo Nacional suspendió la evaluación de las
revistas (Rosales et al, 2014) mientras que hasta el momento no se conocen logros o resultados
del nuevo sistema anunciado, el ClaCalia (Conocimiento Latinoamericano y Caribeño de Libre
Acceso). Bonalde (2017) evidenció que las publicaciones científicas venezolanas han
experimentado un descenso sostenido desde 2006 y han regresado a su nivel mínimo histórico,
del año 1996. De acuerdo con el índice del sistema de revistas iberoamericanas Latindex, para
comienzos de 2018 en Venezuela se enumeraban unas 468 revistas entre vigentes y no vigentes
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(Latindex, 2018), mientras que el indizador SciELO enumeraba 58 (35 vigentes y 23 no vigentes)
(SciELO, 2018) y RedAlyc contenía 67 entre vigentes y no vigentes (RedALyC, 2018).
Entonces, como entidades que incluyen estructuras y procesos, las revistas especializadas como
las que se producen en nuestras universidades son analizables desde la perspectiva de las
organizaciones. Existen antecedentes de aplicación de estas perspectivas en nuestro contexto
iberoamericano, por ejemplo, cuando se ha llevado a cabo un ejercicio de planificación con una
revista de biotecnología (Jiménez y Castellanos, 2006), sobre la base de que para todo tipo de
organización es indispensable tener claridad sobre el rumbo que se sigue y las metas perseguidas.
Esto para generar resultados e impactos tangibles, para no estar a la deriva ni duplicar esfuerzos
ni malgastar recursos. En un caso a la mano, la aplicación de un análisis cienciométrico destacó
consensos alrededor de la definición de estrategias para la divulgación, tales como elevada
calidad científica y editorial acordes con estándares internacionales; liderazgo del Consejo
Editorial en procesos de importancia para la propia comunidad y para el país. Dicho ejercicio
generó una cultura de gestión estratégica en escenarios de desarrollo científico, a pesar de la
resistencia al cambio. La asimilación de métodos, la apropiación de resultados y el impacto en
acciones para posicionar a la publicación como líder, avalaron el ejercicio realizado
conjuntamente con otras herramientas de gestión para el direccionamiento del ethos académico
en países emergentes y mejorar la visibilidad de los conocimientos (Jiménez y Castellanos,
2006). Otro caso similar de aplicación fue el de Machado, Pérez y Morgado (2002) con la
planificación en una revista del área biomédica. Estas autoras abordaron los problemas de la
revista por medio de talleres con editores, árbitros y otros actores vinculados con la publicación.
Se identificaron las principales fuerzas, internas y externas, que influyen sobre un desarrollo
exitoso. Se plantearon soluciones posibles como: establecimiento de talleres trimestrales de
capacitación para el Consejo Editor y asesor de la revista, cursos de redacción científica, ciencias
de la información y metodología de la investigación; elaboración de un proyecto de inversión
sobre la revista para obtención de recursos para mejorar la calidad de la edición y creación de
modelos de arbitraje uniformes. Tal trabajo identificó debilidades, amenazas, fortalezas y
oportunidades que, a juicio de los actores relacionados con la revista, inciden sobre su calidad.
Implementaron alternativas para mejorar el proceso de evaluación de los manuscritos como
componente o factor central en el aseguramiento de un mejor producto editorial (Machado et al,
2002).
Otro caso que se podría referir es el de una revista venezolana de educación, la Revista de
Pedagogía. Esta publicación, fundada en 1971, se editó de manera artesanal ininterrumpidamente,
y no sin su buena cantidad de tropiezos (Blanco y Bogarín, 2014; Molins, 1996; Rodríguez, 1996;
Salcedo, 2010; Villarroel, 1996) durante más de diez años. Luego desapareció por casi cinco años
y comenzó a ser editada de nuevo en 1988. Como el primer índice de revistas especializadas
venezolanas no fue creado por el organismo estatal, el Conicyt, sino hasta 1997, dicha
publicación permaneció sin clasificación hasta ese año. Precisamente, en la segunda mitad de los
1990 el Consejo Editor de esa publicación había introducido el peer reviewing o arbitraje como
medida de procura de la calidad del producto de la organización, tras lo cual la revista comenzó
gradualmente aganar posicionamiento dentro de la comunidad disciplinaria de la educación del
país y de fuera de él. Otra medida que se implementó tuvo lugar en 2006 cuando se introdujo la
preselección de manuscritos, una medida que según algunos ex-editores de esa publicación “no se
podía tomar” pues no se podía “rebotar a respetables colegas”. Pero la preselección de
manuscritos se comenzó a aplicar, en línea con principios que se hallaban en textos del Consejo
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de Desarrollo de su universidad y del estatal Fonacit, así como de principios de la ética del
investigador para tratar de controlar el posible fraude académico (Morles, 1994), a partir de los
cuales se redactó un sencillo instructivo de una página para uso en las sesiones del Consejo
Editor (Blanco, 2011). Tras esas dos medidas, no fue sorpresa que a los dos años, en la última
evaluación de revistas realizada hasta la fecha de hoy en el país la mencionada revista quedó
clasificada en el cuarto lugar entre las de Ciencias Sociales y Humanidades. Pero fue la primera
en educación pues las tres que le precedieron en la escala no eran de esa disciplina. Hoy en día
esta revista es fácilmente una de las tres más importantes de educación en Venezuela, con buena
reputación internacional (Páyer, 2017) habiendo editado ya 104 números en un lapso de edición
ininterrumpida de 30 años.
Editores de revistas y universidades. Algunos casos de Venezuela
El editor es la persona que, con entrenamiento formal o formación en el oficio en específico, o a
veces sin ella, es responsable por la gestión de los proyectos editoriales representados por las
revistas, usualmente adscritos a Facultades, Institutos o Escuelas universitarias (Blanco y
Bogarín, 2014; Hernández, 2012; Morles, 2003). Con referencia a esta función de editor, traemos
a consideración y transcribimos extractos de contenidos de entrevistas realizadas en 2009, en un
estudio de tres países suramericanos, a personalidades relevantes (altas autoridades académicas,
investigadores y editores) directamente relacionadas con dicha función en varias universidades de
Venezuela (Delgado, 2011). Veamos lo que dijeron los informantes:
1. Una de las razones (del fracaso de algunas revistas) es que no tenemos una política
universitaria de publicación de revistas. Yo llevo desde 2000 aquí y cada vez hay
comisiones que no llegan a nada y vuelven a cambiar porque hay elecciones cada 4 años y
todo vuelve a empezar.(p.73).
2. Hago la revista sin horas asignadas formales. Yo soy profesor de tiempo completo y
dentro de mis tareas tengo dos clases, proyecto de investigación con AUSJAL, revista,
horas de doctorado, comité de tesis y reforma académica. Todo está mezclado. Trato de
dedicarle unas tres horas a la semana pero compite con mis otras labores. Todos hacemos
así. Revistas indizadas por nosotros por esfuerzo individual, no por alguna política de la
universidad. (p.78).
3. La (universidad) paga el sueldo, (ponen) el nombre, el local, pero no libera carga o paga
horas al editor. En las declaraciones (institucionales) se dice que los editores son muy
importantes pero no se les da ni siquiera un bono. (p.91).
4. Todavía en el país sigue siendo (el trabajo del editor) un servicio militar voluntario. Los
baremos no están hechos para darle un peso a la labor del editor. (p.92).
5. No tengo secretaria o asistente. A veces uso a alguno de mis asistentes académicos que
me ayudan. Soy editor-secretario. (p.94).
6. Los editores son unos campeones, pues hacen todo. Hemos tenido casos en que el editor
la suelta y (las revistas) se caen.(p.94).
7. No se le ha dado (reconocimiento a la labor del editor) y es una preocupación. Algunos
llevan más de 20 años editando las revistas; son instituciones. Su permanencia es índice
de éxito. (p.95).
Carlos Eduardo Blanco, Gilberto Graffe
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8. Los editores sufren por no tener las fuentes de financiamiento. Héroes de la patria
buscando fondos aquí y allí (p.131).
9. (Hubo) deformación porque los profesores publican trabajos mediocres buscando los
puntos y la bonificación económica que no son resultado de ninguna investigación seria y
profunda. Clasificar la productividad generó una reacción en la masa de los docentes ya
que la función de todos los docentes por la ley de universidades es la de investigación, son
automáticamente investigadores. (p.154).
10. Hace como tres años nosotros solo financiábamos revistas que estuvieran en el registro de
FONACIT pero cada vez es más difícil porque es muy difícil encontrar ahí una persona
que hable con uno. (p.155).
11. La situación se complica porque las universidades tienen presupuestos deficitarios y el
gobierno tiene muy marcada su acción política, es decir, proporcionará dinero en forma
eficiente a las instituciones que le son leales y las otras quedan fuera o le dan el mínimo
para sobrevivir, esperando siempre el último momento. (p.156).
12. (Está) el financiamiento, la falta de políticas, y el problema político, la ley del contratista
que le pone mil trabas a los proveedores con normas administrativas tan simples como
tener que buscar tres presupuestos. Además todos los insumos editoriales son importados
y costosos. (p.157).
De la información suministrada por personajes claves en Delgado (2011), se puede colegir que
los doce segmentos extraídos directamente relacionados con los editores, las revistas y la
universidad venezolana, se agrupan en cuatro focos de tensión o nudos problemáticos,
relacionados entre sí. Primero, fallas de gerencia, falta de políticas editoriales o de su
implementación: dejar hacer/dejar pasar o simplemente no hacer (segmentos 1y 8). Segundo,
muy relacionado con el anterior, fallas en la gerencia del personal, ausencia de incentivos
(segmentos 2, 3, 4, 5, 6 y 7). Tercero, tensiones entre autores y editores; intereses e ideologías
dentro de la cultura universitaria (segmento 9). Y cuarto, tensiones en la relación con el Estado y
la sociedad (segmentos 10, 11 y 12). Llama la atención que estas informaciones recabadas por
Delgado (2011) son similares a las obtenidas por Blanco y Bogarín (2014) acerca de la
desaparición temporal de una revista universitaria venezolana en la década de los 1980, entre
otros trabajos (Arteaga et al,1996; Rodríguez, 1996). Esto es, poco parece haber cambiado el
estado de cosas en más de treinta años.
Por otra parte, una estrategia para conocer más de cerca aspectos cruciales del proceso de gestión
de revistas especializadas en nuestras universidades venezolanas es abordar a los editores para
que expresen sus puntos de vista acerca de las responsabilidades gerenciales que normalmente
acometen. Veamos lo expresado por un experimentado académico, ex-decano, editor de
trayectoria de una de las más importantes publicaciones de Ciencias Sociales y Humanidades del
país. A este editor se le formularon cinco (5) preguntas directamente relacionadas con el tema
central de este trabajo. Veamos:
1. Acerca de las tendencias en los modelos de gestión, las teorías o paradigmas
organizacionales que rigen o deberían regir la actividad de editor de revistas especializadas que
se producen en nuestras universidades.
Aceptando que en un sentido general pueda hablarse de modelo de gestión, en el caso del Boletín
de Lingüística (revista de la Escuela de Antropología y del Instituto de Filología “Andrés Bello”
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de la Facultad de Humanidades y Educación) el tipo de organización adoptada se acoge a lo que
es habitual para las publicaciones periódicas académicas: un comité editorial encabezado por
un(a) editor(a)-director(a) y constituido por un(a) subdirector(a) y siete miembros adscritos al
personal de investigación de una u otra de las instituciones coeditoras. El estilo de
funcionamiento es marcadamente horizontal, de suerte que los integrantes del comité editorial
participan en condiciones equivalentes en las tareas de producción de la revista, procurándose
una distribución equitativa de aquellas. Las decisiones que requieren el concurso del comité
editorial se adoptan democráticamente, privilegiándose la búsqueda de consensos. Cuando tal
cosa no es posible, caso rarísimo, se procede por votación mayoritaria. Al editor(a)-director(a)
compete la representación de la publicación por ante los órganos institucionales de los que
depende, los financiadores y los representantes de índices, repositorios electrónicos y conexos,
así como las relaciones con los ámbitos técnicos (diagramación, montaje, edición, impresión,
etc.). También le conciernen las funciones inherentes al proceso de evaluación (relaciones con los
árbitros) y todo lo relativo a la comunicación con los autores. (Rago, 2018, comunicación
personal).
2. Acerca de las competencias y habilidades que deben poseer los editores como
responsables de la edición de tales revistas.
Aparte de estar familiarizados con los procesos editoriales, han de ser personas aptas para trabajar
en equipo y poder dirigirlo con respetuosa eficiencia. La cordialidad, cortesía, consideración y
mesura deben presidir las relaciones entre los miembros del comité editorial, que por lo demás en
la vida académica y en el plano intelectual son pares. Conviene igualmente que los editores
posean dotes para el trato apropiado con los representantes de los variados ámbitos institucionales
con los que la revista tiene que estar en contacto. Por último, puesto que la función de editor-
director comprende no solo las dimensiones operativas y prácticas, estimo que aquel debe tener
una sólida formación intelectual, académica y profesional para que su perfil personal contribuya
al reconocimiento externo de la publicación.
3. Con referencia a su conocimiento personal acerca de la manera como se ejecutan las
funciones de planificación, control, evaluación y dirección en dichas revistas.
En nuestra propia experiencia, el conjunto de actividades relativas a la existencia de la revista no
siempre encuentra adecuada inserción entre las numerosas tareas que la vida universitaria
impone. La institución no acuerda en forma explícita un espacio de tiempo específico ni provee
estímulo suficiente ni reconocimiento oportuno para el desempeño de las iniciativas rutinarias y
menos aún para las extraordinarias en el plano editorial.
Internamente, el comité editorial debe esforzarse por conciliar las disparidades en el compromiso
institucional individual a fin de garantizar sus propias condiciones de funcionamiento. El papel
del editor adquiere relieve adicional (y un creciente volumen de trabajo) por causa de estos
déficits institucionales que concentran en su persona aspectos que en un régimen más propicio
podrían ser objeto de asignación más equilibrada. En términos generales, la institución de
adscripción de la revista (dos en el caso del Boletín de Lingüística) no muestra suficiente interés
en intervenir en ninguna de las etapas y esferas que componen el esfuerzo editorial, que descansa
íntegramente en el comité editorial y dentro de este sobre el editor. Es patente la ausencia de
políticas editoriales generales en las facultades. Cuando en alguna, lo que es frecuente, hay varias
publicaciones, estas llevan existencias independientes y salta a la vista la falta de coordinación a
través de mecanismos institucionales propiciadores de sinergias. A menudo, las crisis a que sobre
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Revista Mikarimin. Publicación cuatrimestral. Vol. 6, Año 2020, Edición Especial
todo en los últimos años se han visto expuestas las revistas, pese a que tienen su origen en la
precariedad presupuestaria y en la indigencia material generalizada en las universidades,
amplifican sus efectos por causas imputables a las deficiencias de las propias universidades,
señaladamente en el plano de las políticas y los planes de gestión institucional.
En la Venezuela actual, además, la degradación de la vida nacional en todos los órdenes, con sus
nefastos efectos en el ámbito académico, ha segregado una atmósfera enrarecida que inhibe las
vocaciones y debilita casi hasta la anulación la voluntad de trabajo, especialmente cuando hay
que cumplir tareas que exigen planificación, ejecución concertada, coordinación de esfuerzos y
seguimiento, condiciones inherentes a las iniciativas editoriales universitarias.
4. En cuanto a modelo(s) explícito (s) o implícito (s) de calidad aplicable (s) a la gestión
editorial de las revistas.
La calidad de las revistas académicas se mide con arreglo a un conjunto de indicadores de
aceptación generalizada. Entre estos sobresalen la regularidad y puntualidad en la aparición, el
rigor en la aplicación de los procedimientos de selección de los materiales y en su evaluación, la
calificación de los integrantes del comité editorial y del consejo consultivo, la proporción de
autores extranjeros frente a los nacionales, la presencia en los índices, repositorios, portales y
demás plataformas electrónicas de proyección nacional, continental o mundial, etc.
Un aspecto sobre el que conviene reflexionar con detenimiento es el de si las particularidades del
país demanda la definición de indicadores de calidad específicos, sin renunciar a aquellos que son
forzosamente comunes a las publicaciones académicas especializadas de cualquier lugar.
Otro aspecto del mayor interés se refiere al papel que cabe atribuirle a la publicación en relación
con los horizontes del desempeño nacional y las políticas concernientes a los planes nacionales
de desarrollo, innovación e investigación científica, gestión del conocimiento, etc. Las
universidades han estado en los últimos lustros sometidas a fuertes presiones para que se adapten
pasivamente a los planes gubernamentales, en cuyo diseño no han tenido participación alguna y
respecto de los cuales parece aconsejable adoptar una actitud de higiénica crítica ya que se basan
en una concepción reduccionista, dirigista y sesgada ideológicamente de la ciencia y la actividad
científica. Ello ha conducido a que los otrora existentes programas de financiamiento y apoyo a
las publicaciones periódicas, entre otras las de las principales universidades nacionales, hayan
desaparecido o se hayan visto reemplazados por programas que establecen requisitos de difícil
aceptación para las vida intelectual y la practica científica autónomas. La extinción de los
auxilios financieros ha tenido una repercusión negativa sobre las revistas académicas que han
tratado de sobrevivir, no siempre con éxito, a las crecientes restricciones materiales.
5. Acerca de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas que comporta
actualmente el oficio de editor de revistas especializadas en Venezuela.
El oficio de editor de revistas académicas especializadas tiene particular importancia para la
universidad. Las revistas son un indicador claro de vitalidad institucional y aunque no se
alimentan exclusivamente de contribuciones nacionales muestran dentro de ciertos límites los
niveles de productividad intelectual y científica de la universidad. En tiempos recientes, el
Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la universidad ha estado diseñando
políticas e implementado programas de apoyo a las publicaciones periódicas y a la función de
editor. Ello parecer ser un signo alentador de cambio en una conducta institucional
históricamente indiferente a esta esfera de actividad estrechamente asociada a la creación
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intelectual y a la producción de conocimientos. Comienzan, pues, a abrirse algunas oportunidades
para el oficio de editor. Las debilidades y amenazas seguirán gravitando alrededor de esa función
en la medida en que las instancias de conducción universitaria permanezcan inmunes a la
convicción que anima, como acabamos de decir, al CDCH, por ejemplo. Pero la fuente principal
de obstáculos reside en la actualidad en las penosas condiciones de funcionamiento impuestas por
el gobierno nacional a las universidades, que se traducen en severísimas limitaciones de acceso a
recursos necesarios, por un lado, y por el otro en la coacción derivada de concepciones
ideológicas de la ciencia y la actividad investigativa que discrimina a las instituciones
universitarias, la cuales comprensiblemente se resisten a renunciar a la libertad con la que su
propia naturaleza les exige practicarlas.
Vale entonces resumir los planteamientos de dicho editor, los cuales pueden ser decantados de la
manera siguiente:
- Acerca de las tendencias en los modelos de gestión, las teorías o paradigmas
organizacionales que rigen o deberían regir la actividad, se percibe duda en cuanto a si
hay en verdad un “modelo de gestión”, por lo menos explícito, aunque la gerencia de su
organización en particular se percibe como cercana al deber ser. Se percibe buena y justa
participación en las actividades. Consenso fácilmente alcanzable, en proceso fluido. Las
conductas, estructuras y procesos hacia el interior de la organización se perciben buenos.
No parece casualidad que esa haya sido una excelente revista, exitosa, con treinta años de
edición ininterrumpida.
- Con referencia a las competencias y habilidades de los editores: familiarización con los
procesos, aptitud, capacidad para trabajar en equipo, respeto, eficiencia. También,
cordialidad, cortesía, mesura, buenas relaciones interpersonales. Además, sólida
formación profesional y académica, pues ello otorga renombre a la organización. Tales
serían en general las mismas competencias y habilidades para todo gerente.
- Con respecto a cómo se ejecutan las funciones de planificación, control, evaluación y
dirección, se señala desordenen la institución madre, la universidad. Poco estímulo y
reconocimiento para con el editor, déficits institucionales. Falta de participación en el
trabajo editorial, muy poco apoyo de las dos facultades de adscripción. Descoordinación
con la institución madre. Entorno de muchas deficiencias. Falta de políticas y planes de
gestión en la universidad. Dificultad para cumplir mejor las múltiples funciones. De ello
se colige que cuando la revista sale de su pequeño “bolsón de calidad”, se topa con la
universidad y entonces la realidad es muy diferente.
- En cuanto a modelo(s) explícito (s) o implícito (s) de calidad aplicable (s) a la gestión
editorial, las referencias son los modelos usualmente aceptados (SciELO, RedALyC,
Latindex, entre otros), asumidos por el Consejo de Desarrollo de la universidad y al
parecer ya hoy no tanto por el organismo gubernamental, Fonacit. También, la posible
necesidad de considerar particularidades del país en cuanto a exigencias de calidad
(García Guadilla, 1998; Inciarte, 2011), no necesariamente las de la “universidad de clase
mundial”. Preocupación porque el entorno nacional no es promotor de calidad.
Desaparición de apoyos o incentivos a la procura de la calidad. El Estado no exige (ni da)
calidad. De esto se colige que la relación entre el Estado, la sociedad y la universidad
(tradicional y frecuentemente en tensión)es sumamente importante para organizaciones
como las revistas venezolanas (Delgado, 2011).
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- Finalmente, acerca de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas en el oficio de
editor de revistas especializadas en Venezuela, la edición de estas publicaciones es una
función vital para las universidades. En este sentido, el Consejo de Desarrollo de la
institución universitaria autónoma parece el único organismo que intenta hacer algo a
favor. Se percibe buen futuro para el oficio de editor, aunque con otro entorno social e
institucional, pues el país y la universidad se encuentran en situación penosa, además, con
la ideología y el poder del Estado en contra. Entonces, visto lo anterior, y aunque los
planteamientos del editor entrevistado hay que considerarlos con estricta referencia a la
revista a la cual dirige, también es válido afirmar, por otra parte, que tales planteamientos
coinciden bastante con lo encontrado en el estudio de Delgado (2011) referido más arriba,
acerca de la problemática de otras de las más importantes revistas venezolanas.
CONCLUSIONES
Las revistas especializadas, instituciones insertas en sus organizaciones madres, las universitarias,
deben prestar un servicio social el cual implica y exige directamente a editores, autores, jueces o
árbitros, autoridades universitarias, estatales, entre otros actores. Tales instituciones editoriales
son valiosos instrumentos para el cumplimiento de una función esencial de las universidades, la
diseminación de los conocimientos generados en ellas. En consecuencia, las revistas deben y
pueden ser gestionadas mediante políticas y estrategias para atacar y resolver los problemas que
suelen enfrentar, varios de los cuales tienen que ver con el contexto institucional en el cual se
producen, con prácticas de gestión inapropiadas, dentro y fuera de la universidad. Con relación a
ello, es imprescindible que conjuntamente desde la universidad como desde los organismos
estatales se instrumenten con prontitud políticas públicas que apoyen y fortalezcan estos
proyectos editoriales pues cada quien por su lado muy poco logrará para sacar a las revistas
venezolanas de la precaria situación en que se encuentran (Aguado López y Becerril-García,
2016).
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