
Carlos Andrés Oñate-Paredes, José Carlos Aucancela López
Revista Mikarimin. Publicación cuatrimestral. Vol. VIII, Año 2022, No. 2 (mayo-agosto)
metodología de bancos comunitarios en todo el país, y desde entonces se crea la Red Brasileña de
Bancos Comunitarios (Resgala, 2017). El Banco Central de Brasil junto con otras instituciones
nacionales e incluso organismos internacionales contribuyeron a que estas iniciativas solidarias se
mantuvieran vigentes. Sin duda alguna el apoyo gubernamental promovió al desarrollo de
cincuenta bancos comunitarios a nivel nacional, y al mismo tiempo cada caso se encuentra
estudiado por el Ministerio del Trabajo y Empleo (Primavera, 2010).
Las monedas sociales que adaptaron la metodología de las Palmas son: Castanha de Maracanã,
Cocal, Guará, Girassol, Pirapire, Tupi y Sol (Diniz, Cernev, y Nascimento 2016, p.3). La
facilidad de adaptación del sistema en estas nuevas comunidades se debe a las alianzas entre los
bancos y los comerciantes, alcanzando así un efecto multiplicador y educativo; sin embargo, cada
caso obedece a diferentes factores del entorno y de la tecnología disponible para los sistemas de
pago modernos (Siqueira et al 2014, pp.322-3). Los participantes adquieren una mayor
motivación en consumir localmente, ya que por cada nicho de consumo existe un sistema de
circulación donde los comerciantes mantienen su clientela, asegurándose así el pago del
microcrédito (Magalhães, 2020).
Después de los 15 años de aquella primera emisión de las Palmas, apareció una nueva versión de
la misma, a manera de prototipo y bajo el sistema e-dinero. Cernev y Diniz (2020, pp.494-6)
coindicen en que esta nueva plataforma era vista como una oportunidad para ampliar el nivel de
gobernanza dentro de la comunidad. Al mismo tiempo, las primeras versiones incluían funciones
a utilizarse con el móvil para depósitos, cobros, recargas, transferencias y pagos, lo cual conllevó
a que el mismo Banco Central recomendara la suspensión de este proyecto, argumentando que
iba a resultar un obstáculo en la aparición de servicios de pago por móvil (p.498). Sin embargo, el
proyecto piloto surgió como una iniciativa inspirada en el caso de Kenia con su sistema digital m-
pesa, mismo que es utilizado por aquellos grupos marginados y alejados de los bancos,
realizando pagos y transferencias desde sus teléfonos móviles (Ky, Rugemintwari, y Sauviat,
2021). En el periodo 2015-19, esta tecnología fue implementada por cuarenta bancos
comunitarios, incluyendo en el municipio de Maricá (Estado de Río de Janeiro), donde circula la
primera moneda social digital brasileña cuyo nombre es Mumbuca.
En Maricá, tras un concurso público, la municipalidad firmó un convenio con el Instituto Palmas,
y de esta manera inició actividades el Banco Mumbuca (Cernev y Proença 2016, p.5). La idea
desde un principio fue crear una moneda social pero con la modalidad de una tarjeta de débito, y
al mismo tiempo fomentar políticas que incentiven el desarrollo local con transferencias
monetarias a personas con bajos ingresos, y microcréditos productivos para emprendedores
(Cernev y Proença, 2016).
A partir de la pandemia del 2020, varios países establecieron programas de renta básica, y, en el
caso de Brasil, las autoridades debieron tomar decisiones en base a la logística en la distribución
del dinero, y también a los criterios de elegibilidad para las comunidades más necesitadas (p.7).
Es por esto que, la moneda Mumbuca e-dinheiro tiene la ventaja de realizar esta actividad de una
manera rápida y segura. En efecto, a raíz de la pandemia, el Municipio de Maricá incluyó un
paquete de emergencia, mediante el cual se amplió la prestación social a R$3.000 por tres meses,
y en el caso específico de la localidad, los pagos fueron realizados en Mumbucas, considerando
que los beneficiarios tuvieron de manera inmediata dicho dinero (Cernev y Proença, 2016).
En la región suroeste de Campo Grande se encuentra una comunidad periférica cuyo nombre es el
Barrio Portal de Caiobá, dentro del municipio de Matinhos (aproximadamente 20.000 habitantes).