no representan un número significante para poder generalizar los resultados. Por tal motivo, no se
puede establecer la existencia de otras fuentes de seguimiento del neurodesarrollo infantil. Uno
de los pocos estudios realizados, se llevó a cabo en Guayaquil, con una población de 73 niños de
1 a 6 años, los cuales asitieron a una consulta general, los resultados evidenciaron un alto
porcentaje de infantes con dificultades en el neurodesarollo por estrés gestacional, cabe
mencionar que los padres no tenían conocimiento de dichas alteraciones (Brachetti, Ruperti,
Irigoyen y Brito, 2020).
Es importante considerar los sectores de la población que se ven afectados por la desnutrición
infantil. Estudios realizados por (Moreta et al., 2019; Valle et al., 2018) manifiestan que las
poblaciones rurales, especialmente pueblos indígenas, tiene mayor tendencia a la desnutrición
infantil por la ausencia de servicios básicos, limitado acceso a atención médica, ubicación
(sectores alejados de la zona urbana), dieta inadecuada ajena a la escases de alimentos e incluso
por el nivel de educación de las madres o de los jefes de hogar. Otro aspecto clave es la
inseguridad alimentaria, la misma que implica el análisis del entorno del niño, esto se evalúa por
la cantidad y calidad de alimentos que recibe para su desarrollo sano y activo (Vélez y Buenaño,
2017). Así, por ejemplo, un estudio realizado en la provincia de Azogues, develó que, de 300
niños, el 30% presentó malnutrición, dentro de este porcentaje el 17% de los infantes fue
diagnosticado con desnutrición, los mismos que pertenecen a hogares con inseguridad alimentaria
(Vélez y Buenaño, 2017).
Por otro lado, también es importante considerar la educación nutricional que se da a los infantes
desde edades donde sean capaces de elegir sus alimentos. Una muestra de que no existe una
cultura alimenticia sana, es el estudio realizado en Azoguez, el cual reveló que de 315 niños ente
8 y 9 años, solo el 8,57% poseen una alta calidad de hábitos alimenticios y el 66 % y 25.4% una
calidad media y baja respectivamente (Álvarez, Cordero, Vásquez, Altamirano y Gualpa, 2017).
Los principales agentes que influyen en la educación alimenticia son la familia, medios de
comunicación y la escuela (Naranjo et al., 2020).
Estimando el impacto de estos agentes en la alimentación de los infantes, en Ecuador se ha
elavorado guias para docentes y padres de familia (Ministerio de Salud Pública del Ecuador y
Ministerio de Educación, 2017). La “Guía de alimentación y nutricón para los docentes”,
proporciona información sobre los alimentos que aportan positivamente al desarollo, de igual
forma, facilita la selección y manipulación de los mismos, porporciona además, sugerencias para
un menú sudable (Ministerio de Salud Pública del Ecuador y Ministerio de Educación, 2017). La
“Guía de alimentación y nutrición para padres de familia”, brinda sugerencias de alimentos y
dietas para las diferentes comidas del día (desayuno, media mañana, almuerzo, media tarde y
cena) según sus beneficios, también incentiva a la práctica de la actividad física. A pesar de que
se recominda que sean 6 comidas dirias, el estudio realizado por (Sylva, 2020) a 88 niños del
cantón Milagro de la provincia del Guayas, demuestra que, el 21% consume cuatro comidas
dirarias, seguido por el 25% con tres comidas diarias y el 52% dos comidas. Adicional a esto,
existe el documento “Mensajes para quien prepare la lonchera saludable”, este ofrece sugerencias
de menú para una lonchera saludable, además incluye un recetario con ingredientes y modo de
preparación; cabe señalar que los menús se encuentran distribuidos para las regiones Sierra,
Costa y Oriente (Ministerio de Salud Pública del Ecuador y Ministerio de Educación, 2017).
Entonces, es preciso cuestionar la aplicabilidad de la información que proporcionan estos
documentos y cuáles son los motivos que impiden a la población cumplir con las pautas de una
nutrición adecuada (Ministerio de Salud Pública del Ecuador y Ministerio de Educación, 2015).