Lamentablemente la falta de educación financiera es aún generalizada entre la población mexicana,
en 2018 el índice de competencias en educación financiera se ubicó en 58.2% (Comisión Nacional
Bancaria y de Valores, [CNBV], 2019). Existe una gran diferencia entre las personas que tienen
educación financiera y las que no, puesto que quien posee conocimientos sobre este tema, cuenta
con una mayor visión sobre planificación financiera (Villada et al., 2017). Esto pone en evidencia
la necesidad de que un mayor número de personas se familiarice con esta materia, principalmente
en las generaciones más jóvenes porque sus decisiones en este rubro impactaran en su futuro y en
el del propio país. Banamex 2014. Rojas (2018) señala que “se debe promover este tema como
parte de la educación básica obligatoria para dar oportunidad a todos los niños y jóvenes de adquirir
el conocimiento” (p. 5).
Por lo que, es necesario que desde edades tempranas las personas aprendan la importancia que tiene
la administración de sus recursos y comiencen a adquirir conocimientos y hábitos relacionados con
este tema para que las generaciones futuras puedan tomar mejores decisiones financieras en el corto
y largo plazo, por ello es importante proponer iniciativas encaminadas a que niños y jóvenes
conozcan de estos temas (Espitia 2021; Zamudio et al., 2022; Vanegas et al., 2020). En este punto,
la escuela es un medio a través del cual los estudiantes pueden aprender a “fijarse metas financieras
para formar un patrimonio económico y tener una libertad financiera que les permita gozar de una
mejor calidad de vida” (Pérez et al., 2022, p.10).
En el caso de México, el tema de educación financiera para los estudiantes de educación media
superior adquiere especial relevancia por varias razones, la primera es que al graduarse de este
nivel educativo tendrán 18 años de edad, pasan a ser adultos porque tienen la mayoría de edad, y
por lo tanto son sujetos de crédito y si carecen de educación financiera corren riesgos de endeudarse
fácilmente como consecuencia de un mal manejo de sus recursos (Espinosa et al., 2023). Además,
en 2021 únicamente el 36% de la población entre 18 y 29 no contaba con ningún tipo de producto
financiero, lo que indica una menor inclusión financiera en este grupo de población y sus
conocimientos financieros son de 68.2 puntos de 100 (CNBV, 2022). En segundo lugar, es que, en
zonas de alta marginación caracterizadas por niveles importantes de migración, es frecuente que
los jóvenes reciban dinero de familiares que hayan emigrado (Espinosa et al., 2023). Y, en tercer
lugar, es que el gobierno federal estableció el 31 de mayo de 2019, la beca universal para el